Sònia – Adoptante de la Malena y Onna

Mi hija y yo somos adoptantes de dos perritas de SOS Weimaraner
Malena y Onna.
Ya teníamos, y tenemos otro weimi y , en un primer momento contactamos por un joven braco de color marrón chocolate.
Siempre digo que aún recuerdo la primera vez que hablé con Sonia Burgos y cuando me habló que acababan de rescatar una braco de 10 años en muy mal estado. Me mandó las fotos y supimos que era ella que debía estar en nuestra familia.
Víctima de la irresponsabilidad de una pareja que se había separado, ninguno de los dos la quiso y acabó en manos de un desalmado.
Pasó años en un terreno e  incluso encerrada en un chenil durante mucho tiempo, según me contó la persona que la acogió y donde la fuimos a buscar.
Pasó años sin cobijo, ni suficiente alimentación, ni atención veterinaria, sin hablar de la falta total de cariño…
Una perrita de lo más dulce y agradecida, dejada a su suerte.
Tenía erlichia, rickettsia, bultos en las mamas y un problema en la válvula mitral… Era, y digo era, porqué lamentablemente ha fallecido este año, una perrita de lo más dulce y agradecida.
Cuando llegó tenía mucha ansiedad y muchos miedos. Pasamos dos semanas casi sin poder dormir porqué por las noches no paraba de ir por toda la casa y lamerse (signo de ansiedad).
Al final la ansiedad dejó paso al amor y al cariño. Era una perrita perfecta, agradecida, cariñosa y sentimos su falta cada día, ha dejado un vacío enorme ahora que no está. Malena, era su nombre. Dejaba amor a su paso, gracias a ella estamos tan unidas a las personas de SOS y tenemos una preciosa amistad que aún dura con la chica que la acogió y donde fuimos a buscarla.
La otra perrita que adoptamos de SOS Weimaraner es nuestra preciosa Onna, una pointer. Un día nos fijamos en otra perrita de SOS y, una vez más, Sonia  me comentó que había otra que ella creía se adaptaba perfectamente a nuestra familia, y llegó la foto de Onna. Una mirada dulce, un lenguaje corporal que mostraba sus miedos, sus inseguridades y cuánto había sufrido.
Y llegó el día en el que llegó a casa, enseguida los otros perros la aceptaron, pero ella estaba aterrorizada.
Había que tener cuidado al salir porqué teníamos miedo que se asustara y consiguiera sacarse el arnés y irse corriendo.
No respondía a su nombre, parecía que no se sentía unida a nosotros, no se relajaba. Después de unos dos o tres meses comenzamos a ver claros signos de mejora. Hoy en día Onna es una perrita con miedos pero extremamente cariñosa. Ahora puede ir suelta, si se asusta no sale corriendo, viene a buscar cobijo con nosotras.
Un perro no es un peluche, es un ser que siente, sufre, ama, se alegra, tiene infinidad de sentimientos que hay que respetar y cuidar.
Un perro se enferma y necesita cuidados exactamente como una persona.
Cuando adoptas un perro es en lo bueno y en lo malo, es un acto de amor y responsabilidad pase lo que pase.